¿Por qué la mayoría de crímenes violentos, como la agresión
o el asesinato, son cometidos por una minoría de personas que, además, son
reincidentes? Para responder a esta pregunta, un grupo de neurocientíficos del
Instituto Karolinska, en Suecia, analizaron el ADN de 800 reclusos de
Finlandia, y descubrieron que los individuos condenados varias veces por
delitos relacionados con la agresividad poseían al menos una de las siguientes
variantes genéticas: CDH13 y MAOA.
Este último, también conocido como el “gen del guerrero”,
controla la producción neurotransmisor llamado dopamina. Si su actividad
disminuye, y el portador además consume alcohol, cocaína o anfetaminas, se
produce una explosión de dopamina que potencialmente puede llevar a la comisión
de delitos violentos.
Por su parte, el CDH13 codifica una proteína de la cohesión
neuronal que contribuye a las conexiones de las células nerviosas en el
cerebro. Las personas con las dos variantes, según los investigadores, tienen
hasta 13 más probabilidades de cometer un delito violento.
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